miércoles, 20 de febrero de 2013

COMPARACIÓN DE TECNOLOGÍA DEL PASADO Y DEL PRESENTE


LA ESCRITURA


La historia de la escritura se remonta muchos millones de años atrás. Las primeras escritura, son de la prehistoria, cunado aún existían los dinosaurios. Entonces por aquellas fechas, se escribía sobre piedra. Los seres humanos de aquella epoca, cogían algo que sirviera para golpear, a un palo duro que era el que dejaba marcada su escritura. El hombre primitivo, recurrió a los más diversos signos de expresión, tanto oral como de gestos, o bien materiales, como nudos, i finalmente dibujos. Estos dibujos, son los que se conocen como las pinturas rupestres. La mayoría de estos, desgraciadamente, no se ha podido encontrar el significado, dada su larga vida.

Hay básicamente, tres grandes sistemas de esrituras diferentes: Las escrituras sintéticas, que expresan ideas o frases, con un número ilimitado de signos. No tienen posibildad de combinación. Estas escrituras, se han nombrado las “preescrituras”. También están las escrituras analíticas, que representan una palabra o un morfema, y que admiten posibilidades de combinación. Ya por último, estan las escrituras fonéticas, que representan sonidos de una determinada palabra. Esto permite una considerable reducció de los signos. Se pueden combinar muy fácilmente.

El primer escrito, más o menos, serio es anterior al 3000 a.C. Se atribuye a los sumerios de Mesopotamia, en la actual Ásia. Como está escrito con caracteres ideográficos, su lectura se presta a la ambigüedad. Unos años más tarde, vino la cultura egipcia. Los egipcios una nueva forma de escritura. Utilizaban unos pictogramas llamados jeroglíficos. También escribían sobre rollos, hechos del tallo del papiro. En general , la escritura egipcia, es una escritura muy muy importante para la historia. Se conservan bastantes documentos escritos de los egipcios.

Luego, unos mil años más tarde, por el 2000 a. C., se hace el poema épico sumerio. Gilhamesh aprece en doce tablillas de arcilla utilizando la caligrafía cuniforme. Este tipo de caligrafía, se denomina así por el instrumento en forma de cuña empleado para escribir. Probablemente, la escritura sumeria, sea la evolución de la escritura egipcia. Más tarde, fueron apareciendo otras civilicaciones que también influyeron en la escritura: Otomanos, chinos, en el valle del río Indo, en el Mar Egeo (actual Grecia)…
Ya por el año 1000 a.C., sobretodo a partir de el año 800 a.C., vino la cultura griega. Fue muy importante esta civilización para la escritura, porque introdujo la escritura alfabética, que es la que se utiliza actualmente, con algunas variaciones, eso sí. Su escritura constaba de un alfabeto de 24 letras, procedente de los fenicios. En general, eran muy cultos, o sea, muy inteligentes. Hicieron muchas obras por escrito. Hubo bastantes variaciones de tipos de escritura, aunque todas ellas estaban relacionadas entre sí. Por ejemplo, en el siglo IV a.C., cuando Alejandro Magno comenzó a conquistar territorios de Oriente próximo, se produjo un canvio en la escritura. Esta se pasó a llamar Koiné (la norma). Entre las obras más destacadas que escribieron los griegos, se encuetra la Íliada, de Homero; Esopo hizo muchas fábulas, por ejemplo, “El águila y la zorra” o “La oca de los huevos de oro”
 http://html.rincondelvago.com/origenes-de-la-escritura.html





 
 







EL TRANSPORTE

Si en la etapa preindustrial el viaje era lento e inseguro era debido a la inexistencia de medios de transporte eficaces. Todo el tránsito por tierra se hacía a lomos de animales: caballos, mulas, camellos; o en los carruajes tirados por esos mismos animales, en las pocas carreteras que había. Pero el transporte de grandes mercancías se hacía por mar, o por vías fluviales; con las cocas en la Edad Media, las carabelas de unas 300 toneladas de carga, o el bajel, de más de 500 toneladas.

El transporte por tierra era de mercancías ligeras y de alto valor añadido, mercancías y personas. Normalmente los circuitos en los que se movían los artículos eran cortos, ya que no solían sobrepasar el ámbito interregional. Era llevado a cabo por arrieros profesionales especializados, que durante muchos siglos se agruparon en torno a gremios privilegiados. El transporte de mercancías pesadas y voluminosas requería más medios. También solía tener circuitos cortos, de ámbito local o regional, que dependían de las ferias y los mercados. Este transporte era responsabilidad de personas vinculadas al pueblo productor, que, de manera temporal y de forma estacional, al finalizar las tareas agrícolas se dedicaban al comercio, por turnos, entre los jóvenes y adultos del pueblo. Pero también habrá transporte de larga distancia, con productos de poco peso y alto valor añadido.

Existían por entonces dos tipos de vías: los caminos de herradura, por los que sólo podían circular: mulas, bueyes, caballos y personas; y las carreteras, por las que podían circular los carros. Las carreteras eran escasas, y sólo unían las principales ciudades. Eran caminos inseguros, por lo que los Reyes Católicos crearon en 1476 la Santa Hermandad. En España, los Borbones crearon una red de seis carreteras principales, que comunicaban Madrid con la costa y la frontera.

Estas vías necesitaban continuas reparaciones, sobre todo tras la generalización en el siglo XVIII de las ruedas de clavos. La responsabilidad de tener en buen estado las carreteras correspondía al municipio. Para ello se creó a lo largo de la red un servicio de peones camineros encargados de mantener la vía en buen estado, pagados por el municipio, por medio de los impuestos de paso. No obstante, con frecuencia, no se reparaba la vía más que con motivo de la visita real. En esta época, los viajes eran largos y lentos; se solía emplear más de una jornada, por lo que había también una red de posadas y ventas a intervalos regulares de jornadas y medias jornadas, que garantizaban el descanso de los viajeros y la reposición del ganado. Estas ventas fueron particularmente importantes en la vía de Andalucía, que atravesaba el despoblado de La Mancha y Sierra Morena.

De otro carácter era el transporte fluvial y marítimo. Los barcos permitían una mayor carga, por lo que eran más rentables, pero necesitaban lugares de puerto donde arribar. En todas las ciudades importantes de la costa, o en los ríos navegables, había puerto; pagado tanto por el municipio como por las cofradías de los mercaderes. Estos puertos tuvieron una infraestructura muy compleja, para garantizar la buena marcha de las transacciones. Actuaron como lugar de mercado.

Durante la revolución industrial el transporte consigue un avance espectacular, fundamentalmente por dos motivos: la creación de una vía segura y adecuada para el transporte, y una máquina potente y regular. Estas características las tuvo el ferrocarril, que fue el gran medio de transporte que impulsará la revolución industrial, no sólo por que pondrá las mercancías en el mercado en grandes cantidades, sino por que él mismo demandó gran cantidad de productos industriales. Será con la máquina de vapor aplicada al transporte como se consigan estos avances. El transporte por ferrocarril permite, al disponer de una vía privativa y rápida, transportar grandes cantidades de mercancía de una manera segura, rápida y regular. A pesar de su lentitud inicial sus 25 km/h de la línea Barcelona–Mataró, en 1848, superan con mucho los 15 km/h que se conseguían en las líneas más rápidas de diligencias regulares, como la de Madrid a Lisboa.

 http://enciclopedia.us.es/index.php/Historia_del_transporte




 LA MEDICINA

La historia de la medicina es la rama de la historia dedicada al estudio de los conocimientos y prácticas médicas a lo largo del tiempo.

Desde sus orígenes, el ser humano ha tratado de explicarse la realidad y los acontecimientos trascendentales que en ella tienen lugar como la vida, la muerte o la enfermedad. Las primeras civilizaciones y culturas humanas basaron su práctica médica en dos pilares aparentemente opuestos: un empirismo primitivo y de carácter pragmático (aplicado fundamentalmente al uso de hierbas o remedios obtenidos de la naturaleza) y una medicina mágico-religiosa, que recurrió a los dioses para intentar comprender lo inexplicable. Con Alcmeón de Crotona, en el año 500 a. C., se dio inicio a una etapa basada en la tekhné (‘técnica’), definida por la convicción de que la enfermedad se originaba por una serie de fenómenos naturales susceptibles de ser modificados o revertidos. Ese fue el germen de la medicina moderna, aunque a lo largo de los siguientes dos milenios surgirán otras muchas corrientes (mecanicismo, vitalismo...) y se incorporarán modelos médicos procedentes de otras culturas con una larga tradición médica, como la china.

A finales del siglo XIX, los médicos franceses Bérard y Gubler resumían el papel de la medicina hasta ese momento: «Curar pocas veces, aliviar a menudo, consolar siempre».

La medicina del siglo XX, impulsada por el desarrollo científico y técnico, se fue consolidando como una disciplina más resolutiva, aunque sin dejar de ser el fruto sinérgico de las prácticas médicas experimentadas hasta ese momento: la medicina científica, basada en la evidencia, se apoya en un paradigma fundamentalmente biologicista, pero admite y propone un modelo de salud-enfermedad determinado por factores biológicos, psicológicos y socioculturales.1
Para hablar de los orígenes de la medicina, es preciso hacerlo antes de los rastros dejados por la enfermedad en los restos humanos más antiguos conocidos y, en la medida en que eso es posible, de las huellas que la actividad médica haya podido dejar en ellos.

Mark Armand Ruffer (1859-1917), médico y arqueólogo británico, definió la paleopatología como la ciencia de las enfermedades que pueden ser demostradas en restos humanos de gran antigüedad.

Dentro de las patologías diagnosticadas en restos de seres humanos datados en el Neolítico se incluyen anomalías congénitas como la acondroplasia, enfermedades endocrinas (gigantismo, enanismo, acromegalia, gota), enfermedades degenerativas (artritis, espondilosis) e incluso algunos tumores (osteosarcomas), principalmente identificados sobre restos óseos.

Entre los vestigios arqueológicos de los primeros Homo sapiens es raro encontrar individuos por encima de los cincuenta años por lo que son escasas las evidencias de enfermedades degenerativas o relacionadas con la edad.

Abundan, en cambio, los hallazgos relacionados con enfermedades o procesos traumáticos, fruto de una vida al aire libre y en un entorno poco domesticado.

La excepción a esta norma la encontramos en la tuberculosis, considerada por varios autores como la enfermedad humana más antigua que se conoce.

Una de las hipótesis más aceptadas sobre el surgimiento del Mycobacterium (el germen causante de esta enfermedad) propone que el antepasado común denominado M. archaicum, bacteria libre, habría dado origen a los modernos Mycobacterium, incluido el M. tuberculosis.2

La mutación se habría producido durante el Neolítico, en relación con la domesticación de bóvidos salvajes en África.

Las primeras evidencias de tuberculosis en humanos se han encontrado en restos óseos del Neolítico, en un cementerio próximo a Heidelberg, supuestamente pertenecientes a un adulto joven, y datados en torno a 5000 años antes de nuestra era.3

 http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_medicina